La transparencia en la administración de comunidades de propietarios se ha convertido en la primera prioridad de los Administradores de fincas.
Esa transparencia que demanda nuestra sociedad a todos los niveles, como consecuencia de la situación que vivimos actualmente, se hace necesaria también en el espacio de las comunidades de propietarios. Es cierto que soplan vientos de cambio en la administración de fincas, y que una gran parte del colectivo se ha percatado de la necesidad del cambio de paradigma que supone una nueva manera de hacer las cosas, pero ese nuevo modelo se ha enfocado demasiado sobre la imagen, el marketing, la atención al cliente y la presencia en las redes sociales, olvidando la esencia de nuestra profesión que es administrar, en el sentido que recoge la tercera acepción del Diccionario de la Real Academia Española: “… organizar la hacienda o los bienes”.
De ahí que muchos Administradores de fincas, convencidos (o quizás deslumbrados) por la necesidad de desaprender y transitar por nuevos caminos (mediadores, comunicadores, …) llegan a decir como mi amigo Pedro García que escribe en wikifincas que la contabilidad de las fincas constituía la esencia del Administrador de Fincas en sus orígenes, sin reparar en que ese enunciado representa una evidente contradicción, ya que la esencia es lo que constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de las mismas. Coincido con él en que la contabilidad es la esencia, pero no sólo lo ha sido, sino que lo es y lo seguirá siendo, aunque a estas alturas una buena contabilidad puede no ser suficiente, entendiendo como una buena contabilidad aquélla que recoge todos los gastos e ingresos correspondientes al ejercicio, habiendo imputado cada uno de ellos a quienes por Ley, estatutos o acuerdos comunitarios les corresponda.
Lo que ocurre es que –tradicionalmente- se la ha minusvalorado, creyéndola innecesaria para reflejar la situación de la mayoría de las comunidades elementales, al tiempo que –parapetándose en el mito de la falta de conocimientos contables de nuestros administrados- se ha ocultado la realidad de que, administrando dinero ajeno, sabíamos menos contabilidad que nuestros clientes, y se ha descuidado por completo la formación de los profesionales en esta materia, generalizándose el procedimiento de la cuenta de la vieja:
Ingresos – Gastos = Saldo ?
¿Transparencia?
Agradezco sinceramente a Pedro García que me cite en la referida publicación que hace en wikifincas, y ello me obliga a invitarle a mi próximo curso, para que pueda mejorar sus conocimientos contables aplicados a las comunidades de propietarios y no asuma la distorsionada imagen sobre la contabilidad que tienen las gentes poco formadas, que perciben la contabilidad como un mal necesario, por las connotaciones que la asocian con la burocracia inherente a la fiscalidad (“trabajar para Hacienda”).
Lo cierto es que, aunque a veces se la perciba como una pesada carga, la contabilidad, a partir de la aplicación de la partida doble, se convirtió en un sistema de información.
En el contexto actual en que se ha exacerbado la tradicional exigencia de cuentas claras por parte de las comunidades de propietarios hacia sus administradores, la información que se presente a los administrados ha de reunir las cualidades de la información contable, que ha de ser comprensible, relevante, fiable, comparable y oportuna, lo que contribuirá notablemente a la transparencia que se espera de ellos.
Evidentemente, la transparencia en la administración de comunidades no se reduce a su contabilidad, normalizada y adaptada al Plan General de Contabilidad, sino que debe incluir también otros aspectos fundamentales como la contratación de obras y servicios y la elaboración rigurosa e imparcial de las actas de las juntas de propietarios, pero estos temas serán objeto de otras reflexiones que compartiremos más adelante.
Por el momento, comprender que la contabilidad es imprescindible para la transparencia en la administración de las comunidades de propietarios es el nuevo reto que tienen ante sí los Administradores de fincas, de cara a los nuevos tiempos que se avecinan para nuestra actividad, ya que –con permiso de Pedro García– en mi opinión las cuentas claras SI que aportan valor.
Juan Rodríguez Baeza
Coautor del