La Directiva europea de eficiencia energética obliga a instalar -antes de 2017- contadores que permitan el reparto individualizado del consumo de calefacción en las comunidades de propietarios con calderas de calefacción central.
Durante el último medio siglo hemos asistido a un progresivo aumento del consumo de energía, que conduce ineludiblemente al agotamiento de las fuentes energéticas tradicionales, y a una degradación progresiva del medio ambiente como consecuencia de la contaminación atmosférica.
Esta situación deviene en una crisis energética mundial que –en un contexto de crisis económica- no tiene más solución que la eficiencia energética, que consiga el necesario ahorro energético, que permita mantener nuestra calidad de vida, haciendo un uso adecuado de los recursos que haga posible un desarrollo sostenible, asegurando el abastecimiento y protegiendo el medio ambiente.
Hace tiempo que la Unión Europea quiere conseguir una Europa eficiente en términos energéticos, que acabe con el derroche de energía existente, y en 2010 publicó la Directiva 2010/31/UE relativa a la eficiencia energética de los edificios, en la que se concretó un triple objetivo para 2020:
- Reducir las emisiones de CO2 en un 20%.
- Conseguir que al menos el 20% del consumo de energía consumida proceda de fuentes renovables.
- Mejorar la eficiencia energética en un 20%.
A la vista de que las previsiones iniciales de esta Directiva no se iban a cumplir, en 2011 se iniciaron los trabajos de una nueva Directiva, cuyo texto final se publicó en noviembre de 2012, con efectos de 4 de diciembre, con la denominación Directiva de eficiencia energética 2012/27/UE, y cuyas disposiciones deben trasponerse a la legislación de cada uno de los Estados miembros antes del 5 de junio de 2014.
Por lo que respecta a España y como paso previo a la referida trasposición, se acaba de someter a exposición pública, con el fin de recoger alegaciones, el borrador del proyecto de Real Decreto de trasposición de esta Directiva en lo que se refiere a auditorías energéticas, acreditación de proveedores de servicios y auditorías, promoción de la eficiencia energética y contabilización de consumos energéticos.
Habida cuenta de que viviendas y edificios son los grandes consumidores de energía (más de un 40% del total en toda la Unión Europea), y que, a su vez, el consumo de energía en calefacción y climatización dentro del sector residencial supone un 42%, se entiende que este mercado será uno de los más afectados y beneficiados por la puesta en marcha de la eficiencia energética. Aunque existen algunos edificios relativamente modernos, con sistemas de alta eficiencia energética, hay un alto porcentaje de edificios antiguos con instalaciones obsoletas, y algunas muy poco eficientes, con calderas de carbón que aún no han terminado de sustituirse en su totalidad.
En el artículo 9 de la citada Directiva se exige que los clientes finales de la electricidad, el gas natural, la calefacción urbana, la refrigeración urbana y el agua caliente sanitaria dispongan de un contador individual que registre el consumo real de energía. Tales contadores serán obligatorios a partir del 31 de diciembre de 2016, con lo que las comunidades de propietarios dotadas de calderas de calefacción central deben irse preparando para aplicar el reparto individualizado del consumo de calefacción que, indudablemente, redundará en un importante ahorro de energía, tal y como sucedió con la implantación de los contadores individuales de agua caliente sanitaria en 1984.
La contabilización del consumo individual se efectúa por medio de los calorímetros que permiten medir el consumo de cada radiador, cuya instalación se acompaña de una válvula termostática capaz de controlar el caudal de agua, La instalación se completa con el equilibrado hidráulico del edificio que permite minimizar las diferencias de temperatura entre viviendas diferentes.
Si estas medidas de ahorro energético (y económico) se complementan con un aislamiento térmico eficiente de cubiertas y fachadas, sustitución de calderas por otras más eficientes (calderas de condensación) y utilización de combustibles menos contaminantes (gas natural), nuestras comunidades entrarán con buen pie en el camino de la eficiencia energética.
Lo mejor de todo es que el coste de los repartidores de calor y válvulas termostáticas es asequible, además de poder acceder a la financiación del IDAE que ofrece préstamos sin interés para estas actuaciones.
La solución ideal consiste en realizar una auditoría energética de la comunidad por una Empresa de Servicios Energéticos que propondrá las medidas concretas encaminadas a reducir el consumo energético. En ocasiones, estas medidas pueden incluir la renovación de las instalaciones para mejorar la calificación energética del edificio, junto con la seguridad y el confort de sus residentes.
Las Empresas de Servicios Energéticos suelen garantizar el ahorro a conseguir, que en algún caso llega al 40%, amortizando la instalación en 7 años, y financiándola con los ahorros conseguidos, sin ninguna aportación extra por parte de la comunidad.
Para las comunidades de propietarios éste es el momento de plantear la situación, estudiar las posibles ofertas y decidir, con tiempo, las actuaciones a realizar, sin esperar al último minuto.
Juan Rodríguez Baeza
Fundador de comunidades.com